En la acción de gracias
después de haber comulgado
"pedí la extensión del Reino
del mismo Corazón sagrado en España,
y entendí que se me otorgaba.
Y con el gozo dulcísimo
que me causó esta noticia
quedó el alma como sepultada
en el Corazón divino,
en aquel paso que llaman sepultura.
Muchas y repetidas veces he sentido
estos asaltos de amor en estos días,
dilatándose tanto en deseos
mi pobre corazón que piensa
extender en el Nuevo Mundo
el amor de su amado Corazón de Jesús,
y todo el universo se le hace poco".
Bernardo de Hoyos.
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