martes, 25 de noviembre de 2014

VI.- APÉNDICE DEL CULTO DEL DULCISIMO CORAZON DE MARIA SANTISIMA, Y CONCLUSION DE ESTE LIBRO.


Impreso en el corazón de los fieles e instituído en la Santa Iglesia el culto del Sagrado Corazón de Jesús, era consiguiente el culto del Corazón amabilísimo de María. Pues ha dispuesto la Divina Providencia, y el singularísimo amor de Jesús a su dignísima Madre, que la veneración y culto de esta celestial Reina sea inseparable163 del honor que rinden los fieles y la Santa Iglesia a su benignísimo Hijo y nuestro Rey Jesús. En muchas festividades de las que se celebran en el discurso del año, son objeto dulcísimo la devoción de Jesús y María: como en el Nacimiento de Jesús, adoración de los Reyes, Purificación, etc., y si en alguna festividad se rinde culto solamente al Hijo, este Señor inspiró a su Santa Iglesia que instituyese otra semejante a su santísima Madre; como la solemnidad de la Ascensión es peculiar de Jesús, y la Asunción lo es de la Reina del Cielo. Por esta causa, cuanto hemos escrito del suavísimo culto del sacrosanto Corazón de Jesús, se debe entender con debida y justa proporción del amabilísimo Corazón de María Santísima.164
Así lo entendieron aquellas dos regaladas Esposas del Corazón de Jesús: Santa Gertrudis y Santa Matilde, de quienes hablamos arriba, como se ve en varios lugares de sus vidas y de sus admirables revelaciones.165 Así lo entendió la Venerable Madre María de la Encarnación 166que, como ya vimos, no separaba el Corazón de Jesús del de María, acudiendo al Corazón de la Madre para llegar al del Hijo; del mismo modo que se valía del Corazón del Hijo para llegar a su Eterno Padre. Así lo entendió la Venerable Madre Margarita,167 de quien tantas veces hemos hecho mención; pues con semejante afecto abrazaba al Corazón de María que al de Jesús, imitándola también en este tierno y devotísimo afecto el Venerable Padre Colombiére. Así también lo ha entendido y publicado por todo el orbe cristiano la Santa Iglesia, habiendo aprobado y honrado con muchas indulgencias varias Congregaciones al dulcísimo Corazón de María separadamente, y otras a los dos amantes y Sagrados Corazones de Jesús y María juntamente.168
En fin, así lo dispuso la amorosa Providencia del dulcísimo Jesús, pues quiso que el primer templo que se erigió 169 en honra de su deífico Corazón, se consagrase también al de su amorosísima Madre: empezando de esta suerte a celebrarse a un mismo tiempo fiesta a ambos Sagrados Corazones, como se ejecutó por ocho días continuos en la solemne dedicación de este templo. Abracemos pues nosotros, veneremos y amemos con el más entrañable afecto a uno y otro santísimo Corazón. Para con el Eterno Padre valgámonos del Corazón de Jesús, su amantísimo Hijo; para con Jesús, valgámonos del Corazón de María, su dulcísima Madre: todo lo alcanzaremos del Padre por el Corazón de Jesús; nada dejaremos de conseguir de Jesús por el Corazón de María.170

162 Antes del Apéndice introduce el P. Loyola un nuevo capítulo en la tercera edición de Madrid. Titula este capítulo: Idea breve del espíritu de la V. M. Margarita María de Alacoque, propagadora de los cultos del Corazón de Jesús. Y la finalidad de este capítulo es, precisamente, dar solidez y peso al Tesoro escondido haciendo ver la altura espiritual de esta mujer. Por eso comienza así: “Porque en este librito del Corazón Sagrado de Jesús se ha hecho muchas veces particular memoria de la V. Margarita, como principal instrumento y apoyo de la devoción al mismo divino Corazón, me ha parecido poner a vista de los lectores una brevísima idea de la solidez de su espíritu”. Y transcribe a continuación el voto de perfección que hizo la Santa la víspera de Todos los Santos del año 1686. Es curioso notar que su Director espiritual, el P. Claudio de la Colombiére, unos años antes,había hecho también voto de perfección, al concluir su tercera Probación en la ciudad de Lyon.
163 El culto al Corazón de María ha ido desarrollándose en la Iglesia junto con el del Corazón de Jesús y es sobre todo, en el siglo XX con las apariciones de Fátima cuando toma un especial incremento en la piedad de los fieles. Aquí podemos decir aquello de que “lo que Dios unió, no lo separe el hombre”. El P. Loyola argumenta a partir del hecho de que en la mayoría de los misterios que celebramos Jesús y María están unidos en el mismo acontecimiento, y también del hecho litúrgico de las diversas fiestas: nacimiento de Jesús (25 diciembre), nacimiento de María (8 septiembre); concepción de Jesús (25 marzo), concepción de María (8 diciembre); Ascensión del Señor, Asunción de la Virgen (15 agosto)..., sin contar algunas otras que fueron suprimidas por el Concilio Vaticano II en la reforma litúrgica, pero que han estado celebrándose durante muchos años en la cristiandad, tales como el nombre de Jesús (2 de enero) y el de María (12 de setiembre), etc.
164 El P. Bernardo de Hoyos tuvo una visión el 15 de agosto de 1733 donde aparece la estrecha unión de los Corazones de Jesús y de María. Así la narrará él mismo:” Mostróme el Señor entre otros favores recibidos el día de la Asunción de Nuestra Madre Dulcísima los influjos de su Divino Corazón, y el modo con que se comunican a los hombres, en esta dulcísima visión. Vi el Corazón del Eterno Padre (esto es, metafóricamente, la fuente de su amor, su bondad, en el sentido que la escritura atribuye Corazón a la Divinidad) en forma de un globo inmenso de fuego, cuya infinita grandeza se extendía sobre la tierra, cielos y más allá de los abismos.
     Los inmensos resplandores y como inundaciones de luz que despedía, se recogían en el Corazón Sacrosanto del Dulce Jesús, que se me representó en un cielo cuya latitud y grandeza excedía a la de todas las esferas celestes; los benéficos rayos que esparcía se iban como estrechando hasta recibirse toda su intensión en el Corazón amabilísimo de Nuestra Madre María Santísima, que miraba en forma de sol brillante y hermoso, el cual inmediatamente comunicaba a los hombres y a toda la tierra la multitud de luces y rayos que había recibido....
     Esta visión se ha repetido el día de la Natividad, y en estos ejercicios. En ella he aprendido a entrar en el Corazón de Jesús por el de María, cuyas causas andan tan juntas (como bien nota el P. Gallifet) que, haciéndose la del Corazón Hijo, se hará la del de la Madre, y acaso en España se empezará a hacer (en alguna cosa) en la causa del Corazón de la Madre, la del corazón del Hijo Santísimo”  (Vida del P. Hoyos, por Juan de Loyola, libro III, cap 5)
     El P. Hoyos une y da culto a ambos corazones en virtud de su experiencia interior. Y así tenía que ser. Recordemos que fue, sobre todo, San Juan Eudes (1601-1680) quien promoverá mucho este culto al Corazón de María en el siglo XVII. Nacido en la región de Normandía, estudió en el colegio de los jesuitas de Caen, se ordenó de sacerdote a los 24 años y fue uno de los grandes “misioneros populares” que ha tenido Francia. Había ingresado en el Oratorio del cardenal Berulle, pero lo abandona años después para fundar una nueva Congregación religiosa. Fue muy combatido por los Jansenistas, enemigos acérrimos de la devoción al Corazón de Jesús y de María. Con toda razón se le ha llamado “evangelista, apóstol y doctor” de los Corazones de Jesús y de María. En 1643 vivirá con sus religiosos la primera fiesta en honor del Corazón de María y, cinco años más tarde, en 1648 tendrá lugar la primera fiesta pública en honor del Corazón inmaculado de María, en la diócesis francesa de Autún. A partir de entonces comienzan a fundarse Cofradías...en su honor; pero a nivel de Iglesia universal será el Papa Pío VII quien en 1805 la conceda a diversos Institutos religiosos que la pedían. Y más tarde, será el Papa Pío IX, el Papa de la Inmaculada, quien concederá para algunos lugares la Misa y oficio propios de esta fiesta.
     Serán principalmente las apariciones de la Virgen de Fátima las que extenderán y profundizarán el verdadero culto a su Corazón Inmaculado. Esta expresión de “Corazón inmaculado” es moderna en la Iglesia (no aparece, que sepamos, en Bernardo de Hoyos, aunque existan otras semejantes, como “purísimo”). Es una expresión moderna que aparece tras la definición del dogma de la Inmaculada, hecha por Pío IX en Roma, en el año 1854.
     Es curioso que en el año 1896 (veinte años antes de Fátima), como una especie de profecía, se escribía en la Revista del Mensajero del Corazón de Jesús, editada en Bilbao: “Si consagramos los primeros viernes al Corazón de Jesús ¿por qué no dedicar los primeros sábados de mes al Corazón de María?” Será en la segunda aparición de la Virgen a los tres pastorcitos, el 13 de junio de 1917, cuando la Virgen les muestra su Corazón  rodeado de espinas a la vez que les dice: “Jesús quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón inmaculado”. Y al mes siguiente en la aparición de julio, dirá la Virgen: “Yo he venido para pedir la consagración del mundo a mi Corazón inmaculado y la comunión reparadora en los primeros sábados de mes”.
     La Iglesia, que en estas materias va siempre con pies de plomo y medita y estudia detenidamente todo ello, consagrará el mundo al Corazón Inmaculado de María por voz del Papa Pío XII, el Papa “mariano” por excelencia. Era el día 31 de octubre de 1942, en plena guerra europea. No deja de ser curioso que el mismo día que, en Portugal, se aparece la Virgen de Fátima por vez primera a los tres pastorcitos, el 13 de mayo de 1917, ese mismo día, en Italia, era consagrado obispo Eugenio Pacelli, el Papa que consagraría el mundo a su Corazón inmaculado.
     No deja de ser hermoso ver cómo doscientos años antes, ya el P. Bernardo de Hoyos tiene presente y honra al Corazón de la Virgen, junto con el de su divino Hijo. Y es sintomático ver en la iglesia parroquial de Torrelobatón, su pueblo natal, un altar construido poco tiempo después de su muerte y dedicado a ambos Corazones: el de Jesús y el de su Madre.
165 Insinuatio divinae pietatis, libro IV, cap 51
166 La Madre María de la Encarnación, ursulina, se fue a Canadá y allí extendió la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y de María. Poco después de su muerte existía ya en Québec una Cofradía del Sagrado Corazón, al menos desde 1718. El P. E. Letierce dice de ella: “La V. María de la Encarnación se fue de este destierro a la verdadera Patria, dejando en herencia, junto con sus virtudes, el amor por el Corazón de Jesús”  (Etude sur le Sacré Coeur, París, 1891, t II, pg 121)
167 Aunque casi durante medio siglo las Salesas parecen desconocer esta devoción al Corazón de María, con Santa Margarita empieza a surgir en las religiosas de la Visitación; ella recomienda su práctica a las novicias de Paray-le-Monial. (Letierce, obra citada, pg 590). Esa devoción aparece en algunas de sus cartas y escritos: en la carta novena de las diez que escribe al P. Croiset, fechada el 16 de mayo de 1690, hablándole del libro que sobre el Sagrado Corazón de Jesús estaba entonces escribiendo el Padre, le dice: “Mucho me agrada el oiros que tenéis intención de hacer vuestro libro lo más perfecto que pudiereis. Es mejor gastar en él más tiempo, pues nada os urge fuera del amor de mi adorable Salvador: no olvidéis en él las letanías del Corazón de la Santísima Virgen, nuestra buena Madre. Mucho me place que el R. P. Gette tenga alguna parte en esa obra por medio del Oficio que ha compuesto. Es un religioso muy santo y un perfecto amigo del Sagrado Corazón de Jesucristo, a quien yo bendigo y doy gracias con todo mi corazón por haberos inspirado la idea de poner un San Francisco de Sales en vuestra imagen, con un Beato Luis Gonzaga. Porque es verdad que ese gran Santo tiene mucha parte en esta amable devoción, y además, esto dará doble contentamiento a las Hijas de la Visitación”. Abajo, en una nota explicativa de la imagen,se dice: “En la parte alta está el Divino Corazón rodeado de llamas; más abajo y a la derecha, la Santísima Virgen sentada sobre nubes, levanta la mano izquierda hacia el Corazón de Jesús y extiende la otra a San Francisco de Sales y San Luis Gonzaga, sentados más abajo, y les invita a adorar al Divino Corazón, al cual rodean algunos ángeles. No apareció este grabado en la primera, pero sí en las siguientes ediciones del famoso libro” (De l´ Excellence de la dévotion au Coeur adorable de Jesús-Christ)  (Vida y obras de Sta Margarita, P. Tejada, pg 340)
     La devoción al Corazón de María aparece en los “Desafíos” de Adviento de 1685 y 1686. El P. Tejada lo explica en una nota: “Según la costumbre de la Orden de la Visitación, la Santa Directora (Sta Margarita) daba nombre de “defi” (desafío) a diferentes prácticas que proponía de tiempo en tiempo a sus novicias para excitarlas a empeñarse a porfía en la práctica de la virtud. Les proponía sobre todo estos santos “desafíos” con ocasión de algún tiempo o fiesta de especial devoción” (pg 413, nota (1).
     Desafío para el Adviento de 1685: “Nuestro desafío de Adviento será unirnos en espíritu y de corazón a la Santísima Virgen, tantas veces como podamos, para rendir homenaje al Verbo encarnado, a ese Dios hecho niño en su seno, adorándole y amándole en silencio con ella. Primeramente ofreceréis cinco veces al Eterno Padre, los sacrificios que el Sagrado Corazón de su divino Hijo le ofrece por su ardiente caridad, en el altar del Corazón de su Madre.... Formaréis esta aspiración todas las veces que podáis: Yo os adoro y os amo, oh Divino Corazón de Jesús, viviendo en el Corazón de María, y os suplico que viváis y reinéis en todos los corazones, consumándolos en vuestro puro amor” (pg 437, 438). Y en el Desafío para el Adviento de 1686 propone: “Nuestro último desafío de este año será para honrar al verbo anonadado en el seno de su santísima Madre, cuyo Corazón ha escogido para altar de sus sacrificios...”  (pg 438)
168 Cofradías en honor de ambos Corazones fueron enriquecidas con indulgencias por el Papa Clemente X en 1674 y desde entonces ese culto se extendió por Francia, Bélgica, Alemania, Polonia, Bohemia, Lituania...tanto en las iglesias del clero secular como regular  (Letierce, t II, pg 477)
169 Es probable que se trate de la iglesia del seminario de Coutances, en Francia. Dice textualmente el P. Letierce: La primera iglesia dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, en el Seminario de Coutances, en Normandía, fue consagrada al mismo tiempo y conjuntamente al Corazón de María” (Etude sur le Sacré Coeur, t II, pg 477).
170 El P. Loyola, como buen jesuita, tenía bien asimilada la idea ignaciana de los “mediadores”. Ya dijimos en otra nota cómo San Ignacio en sus Ejercicios gusta de poner una serie de intercesores para poder alcanzar mejor las gracias más preciosas: María es la intercesora para con su Hijo, y Jesús será el intercesor ante el Padre.

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